No me había dado cuenta que había dejado de lado la vieja costumbre de agotarme, de arrepentirme del compromiso asumido, hasta que me encontré llorando el fastidio de sentirme excedida.
"Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa": por hacerme cargo de lo que podría haber evitado sencillamente con un "no puedo", o con haberme corrido en el momento justo de la conversación intencionada. Todavía me es más fácil el sí, todavía le tengo más temor al enojo ajeno que al propio.
Pero esta vez hubo cierta ganancia en esa inercia por cumplir, porque a fuerza de querer despejar mi cabeza, depuro "deberes" acumulados y me enfrento con lo que venía eludiendo (¡cómo me cuesta aceptar los puntos de no retorno!).
Esta vez siento esa molestia como si estuviera enferma, sintiendo exageradamente, menos invisible, menos transeunte, menos insípida, porque a costa del fastidio puedo disfrutar del desear estar en otro lado, de buscar todos los minutos posibles para que mi mundo de preferencias me devuelva la gracia y el olor a limpio. Y así, mis ganas son más intensas y el instante de hacer lo que quiero mucho más efectivo.
A veces, la queja se lleva bien conmigo.
"Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa": por hacerme cargo de lo que podría haber evitado sencillamente con un "no puedo", o con haberme corrido en el momento justo de la conversación intencionada. Todavía me es más fácil el sí, todavía le tengo más temor al enojo ajeno que al propio.
Pero esta vez hubo cierta ganancia en esa inercia por cumplir, porque a fuerza de querer despejar mi cabeza, depuro "deberes" acumulados y me enfrento con lo que venía eludiendo (¡cómo me cuesta aceptar los puntos de no retorno!).
Esta vez siento esa molestia como si estuviera enferma, sintiendo exageradamente, menos invisible, menos transeunte, menos insípida, porque a costa del fastidio puedo disfrutar del desear estar en otro lado, de buscar todos los minutos posibles para que mi mundo de preferencias me devuelva la gracia y el olor a limpio. Y así, mis ganas son más intensas y el instante de hacer lo que quiero mucho más efectivo.
A veces, la queja se lleva bien conmigo.
14 comentarios:
De todo lo malo se saca algo bueno, cuando tenemos actitud reflexiva. De todo aprendemos.
Yo todavía no aprendí totalmente a esto de decir no cuando no puedo, y siempre encuentro que estirando mis tiempos, durmiendo un poco menos o dejando de hacer cosas mías puedo cumplir con mis "deberes" autoimpuestos... es que me pone muy mal cuando alguien se me enoja porque le diga que no. y lo que tengo que aprender es a decir no, sin que me ponga mal la reacción del otro...
Lo que me está sirviendo últimamente, para pensármelo y tomar coraje o elegir el modo de decir no, es decir cualquier cosa que me de tiempo a pensarlo: Te puedo contestar mañana porque todavía no organicé mi agenda y tal vez venga medio enloquecida; no sé si puedo te contestaré mañana;O simplemente tengo que pensar si es mi momento para ese proyecto te contesto en una semana.
El darme tiempo para contestar, me da tiempo para ponerme en eje y cuidarme, sin reaccionar desde el acostumbrado sí, claro que sí (no vaya a ser cosa que alguien se me enoje)
Te mando un abrazo grandote, Manuelita.
He recibido mi primer premio, y me gustaría que vengas a festejar conmigo a mi rinconcito. Obviamente que si decís no, no me voy a enojar, eh, je je
Besitosssssssssss
Hola! a mi me pasa seguido sobre todo en el trabajo, soy de decir que si a todo y luego me encuentro que me superan las situaciones. De a poco aprendo a decir que no pero como te dijo alguien en un comment anterior el conseguir aplazar un poco es lo mejor. Mi jefa dice que aprenda a negociar, a pedir plazos a decir hasta donde puedo llegar y sobre todo a pedir ayuda. Sirve tambien para la vida real. Un beso!
Desde hace un tiempo me obligan a decir NO cuando se me escapa un SI.
Y aunque me peleo en ese mismo momento conmigo misma y con el afuera, no pasa mucho tiempo sin que agradezca esa pequeña ayuda, esos retos a tiempo.
Saludos, Manuelita... y que el fin de semana dé paso al disfrute y al abandonarse. Nada más.
La verdadera muestra de poder es el poder de negar. Yo tengo una versión algo menos drástica, que incluye que uno nunca tiene que decir que sí cuando detrás hay, escondidos, catorce "no" putativos que, en determinado momento, generarán el mismo problema.
Quizá, el problema, es que con cierta gente nos cuesta explicar las prioridades y la finitud del tiempo. Es como responder la pregunta "¿a quién querés más?". Pero a la larga, las prioridades se imponen solas, sin dejarnos elegir y terminamos quedando mal con alguien a quien realmente no queríamos defraudar.
Saber decir que no es una válvula de escape a tanta presión: trabajo, familia, amigos. Encima, al que dice que sí fácil es el primero al que todos joden. Y al que no le bancan un "no" por respuesta.
Ajá..,me pasa lo mismo.
Y cuando estoy en el pozo sacando la mano para poder respirar ,ahí recuerdo que se puede decir que NO.
Besos Manu, a despejar esa cabecita este finde.
Marina: no te vayas a creer que mi aprendizaje fue dirigido; nooo, fue solo consecuencia de un efecto.
Blue: es cierto; habrá que contar hasta diez también antes de decir sí.
Cassandra: será cuestión de aprender que nuestros sí debemos destinarlos a los que nos enseñan a decir no. En definitiva se los merecen, ya que probablemente sean quienes menos nos ponen en el aprieto de tener que vencer nuestras malas costumbres.
Gracias por el deseo y vale por dos para vos.
Besos muchos
Fender: no es casual que los bebés aprendan primero a decir NO, y muuucho tiempo después se atreven a probar con el SI.
Saludos
Maru: eso haremos!!. Besototes
Todo es cuestión de límites.
Hacia los demás, para evitar abusos y pérdidas de tiempo.
Y también hacia nosotros mismos.
Tal vez tenga que ver con recordar mandatos paternos, en los que un pedido o una orden, debía ser cumplida y partir de allí, nos transformábamos en buenos o no... dependiendo de nuestra respuesta y actitud.
Aceptar ayuda y reconocer límites, nos amplía los espacios mentales... eso pude comprobar en cuerpo y alma.
Besos grandotes y todo mi candor!!!
siempre el Superyo acosandonos... siempre uno asumiendo culpas ajenas..o suponiendonos que debemos cumplir con determinadas situaciones sino nos generan culpa...a veces tenemos que mimarno un poco a nosotros mismos, acordarnos que existimos y querernos. besotes
MNSH: muuucha razón. Si no fuera por los mimos que me dan y que me doy, hace rato hubiera pateado el tablero. Por ahora, aprovecho el vaiven equilibrado.
Besototes
uy yo aprendí a costa de machacarme, que ya era momento de no decir SI a todo... y empecé a andar más liviano por la vida... cuantas veces nos llenamos de pesadas cargas que apenas si podemos sostener....
saludos
Lo bueno de compartir una experiencia, es que no sólo aproveché tu post, sino que me colgué de los comentarios. Estos días me tuvieron en una sensación similar.
Aun no tengo una conclusión muy elaborada, lo único que tengo decidido es que, mañana, escaparé a las Sierras: Yo, mi cabeza y un sánguche de mortadela... después te cuento que encontré allá.
Me anima mucho, saber que la gente que admiro, enfrenta los mismos desafíos que yo.
¡¡Fuerza, Manus!!
¡Un abrazo gigante!
Fabio: espero no tener que viajar miles de kilómetros para aprender la lección.
Saludos
Santi: gracias por la admiración!, aunque no me considero merecedora.
Disfrutá de tu viaje e inspirate lindo que quiero leerte.
Besototes
Hola Manuus!! che, gracias a vos me compré "El juguete rabioso" de Arlt y me pareció fabuloso.
Muchas gracias!
Santuli.
Jejejej, viste?. Me alegro mucho que mis comentarios te hayan tentado tan bien.
Besototes
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