Camino

La verdad, es que hasta hace un par de años no le encontraba el más mínimo gusto a la caminata. Y por eso puedo recordar como hitos las pocas caminatas que atravesaron mi años menores.
Algunas tardes, mientras mi abuelo dormía la siesta, salíamos con mi abuela a caminar por los alrededores de mi quinta. A pesar de mi disgusto con el esfuerzo físico, encontraba placer en pasear admirando las ostentosas casas con sus inmensas piscinas (la de mi quinta era una linda pileta, pero la de esas mansiones eran "piscinas"), juntando semillas para plantar en el parque, o piedras para hacer centros de mesa; todo adornado con sus infaltables chismes sobre nuestros particulares vecinos (según ella, la casa de donde sacábamos las semillas de eucaliptus pertenecía a Pinky).
No lo disfruté igual cuando en nuestras primeras vacaciones a La Falda, mi papá quiso motivarnos a escalar durante horas, en medio del calor y la incomodidad de la montaña, con la visión de una catarata que encontraríamos al final del camino, y que se convirtió en un modesto chorrito de agua de deshielo que salía de un caño clavado en una piedra, y que apenas nos alcanzó para refrescarnos las muñecas, y saciar la sed que veníamos acumulando luego de nuestro picnic de sandwiches.
Pero hace dos años, la buena compañía y la búsqueda de silencio interno, me despertó el gozo más sencillo que conozco. En esos tiempos salía a caminar para escaparme de lo que no me gustaba, para encontrar instantes de lo que sí quería, para provocar ese viaje que me llevaría a París.
Hoy camino sin motivo, simplemente porque me hace bien estar sola, ser una más del montón; y siempre, siempre que camino recuerdo esa compañía que sin saber me enseñó que se puede comprar paz, a cambio de tiempo.

4 comentarios:

La candorosa dijo...

Las caminatas ayudan al pensamiento, esa es mi teoría... y vio como son los pensamientos, requieren de más cantidad de caminatas cuando ya no somos niños!!!

Besotes!!

PD: y disculpe que me meta pero ¿agua de deshielo en La Falda?, me parece que se confundió de lugar, La Falda es Córdoba y los deshielos ¡¡¡están lejos de allí!! ¿No habrá sido en Mendoza?

Más besotes!!

Minombresabeahierba dijo...

Siempre camino en los atardeceres...mas aun si hay bosques..

Este año caminé en la Falda..pero porque antes fui a caminar en medio delas sierras a Candonga.

Manuelita dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Manuelita dijo...

Cando: habrá sido otro de los "versos" motivadores de mi padre ;-). De todas formas, sí hay sierras nevadas en Córdoba, así que no veo tan descabellada la idea.
Gracias por la visita!

MNSH: mire que no puse mi visita a Candonga porque fue en auto, pero no por eso menos tediosa: el mareo que tuve mientras subíamos esas sierras caracol!!!!.

Besos muchos a ambos