A esta altura creo que ha quedado sobradamente claro que en mi infancia ciertas cosas o gustos se ganaron el derecho de pertenecer a la categoría de los "lujos y placeres", por el simple hecho de que la ley de presupuesto familiar no autorizaba el gasto.
Así, simples circunstancias como ir al cine, al zoologico, tomar un helado o cenar con gaseosa, se convertían en un pequeño momento de éxtasis infantil, que a veces nos descubrían crudamente materialistas, egoístas y hasta rufianes.
Por ejemplo, si en ocasión de algún festejo, o sencillamente por respetar la máxima familiar de que "Dios proveerá", se almorzaba o cenaba con gaseosa, la repartija de la bebida no era tomada a la ligera, y podía demorar varios minutos e incluso motivar peleas feroces entre los hermanos: medíamos con precisión la cantidad de los vasos, alineados para que nuestra aguda vista determinara que ninguno tenía siquiera un 0,1 cm3 más que el otro.
El yogurth ha sido otra de las encarnaciones de mis suntuosidades infantiles. Ese simple alimento lácteo que hoy me tortura recordándome que estoy a dieta, en su momento era considerado un postre...síiii un postre!!!. Tanto es así, que muchas de las contadas veces que íbamos a cenar a un restaurant, esperábamos ansiosos el momento final para pedir -ante el desconcierto del mozo- un yogurth de postre.
Recuerdo las veces que, bajo la vista gorda de mi mamá, nos quedábamos con los vueltos del mandado para comprarnos el yogurth o el sandy que nos comíamos a escondidas en el pasillo de la entrada de casa, tirando las pruebas del delito en la caja del medidor del gas. Y cuento eso nomás porque no quiero delatar a mi hermano, quien reincidió varias veces en el robo de yogures al almacenero del barrio, pero que después de años de remordimiento de conciencia, expió su culpa dándole $100 sin explicación alguna (me hubiera gustado ver la cara de asombro del almacenero).
Sinceramente, me considero afortunada de que la escacez me regalara tantos instantes de alegrías miniaturas. Hoy, quizás, soy más exigente con los motivos de mi euforia, pero muchas veces se cuela la Manuelita de esos años, y salto contenta por tener entre mis manos las cosas más simples que se imaginen.
"Hay una grieta en todas las cosas. Así es como entra la luz"
10 comentarios:
Así debería ser la vida, un crescendo constante hasta alcanzar el cénit. Aunque en el proceso todo cueste un poco, los resultados no tienen precio.
Pobre del que nuca sufrió una privación.
Manuelita...Yogur en casa naaaaaaa ¡ni loca!,eso era un postre de lujo. Cada tanto mi nona me lo hacía casero y yo pasaba horas mirando el recipiente envuelto en una frazada esperando a que se formara.¡¡y que rico era el desgraciado!!
Gaseosa jajajaja menos,si comía todo había limonada,agua ,azúcar y soda, pero nunca durante las comidas.
Cada tanto cepita cuando venía algún invitado ...pero ojo, no se podía repetir.!! Ay DIOS, CUANTOS RECUERDOS que feliz fuí,como volvería a vivir todos esos instantes..Hata el sabor recordé.
Cuanta razón tiene don Kchivache..
♦POBRE DEL QUE NUNCA SUFRIÓ UNA PRIVACIÓN,no sabe cuanto se disfruta ahora.
besos miles y buen fin de semana.
Si que era un lujo comer con gaseosa o disfrutar de algún postre... en casa, como en la suya, si en alguna oportunidad de "lujo" se servía gaseosa con mi hermana medíamos milimétricamente lo que íbamos tomando!!! jajajaa
Le digo, que a mi también me hubiera gustado ver la cara de su almacenero en el momento que su hermano le dió el dinero!!! jajajaja
Besotes!!
K.chivache: y si...en el tiempo que uno espera por lo que quiere, guarda ganas para gozar cuando lo consiga. La espera siempre es un disfrute con yapa.
Saludos
Marisa: jeje..mi abu me preparaba cuajada, que era parecido al yogurth. Riquísima.
Yo también volvería a vivirlo; sin dudarlo un instante.
Besototes.
Cando: vio? si al final nos vamos a dar cuenta que todos fuimos cortados por la misma tijera ;).
Besos muchos
Leí esta entrada como diez veces ya y siempre me digo "voy a dejar un comentario" pero la verdad es que no se me ocurre nada que este a la altura de algo tan exquisito.(Que calidad de palabras estoy usando, la pucha!!)
Gloriosa la frase final.
La necesidad de lo necesario enseña a valorar, y la de los placeres a disfrutar.
Miércoles que aprendí a disfrutar!
Moe: a mi no me venga a sobar el lomo, che. Debía estar aburrido para leerla 10 veces; pero bue, se interpreta la intención, así que cha´gracias.
Saludos
Cronopio: goce, es la única forma de cubrir la cuenta de los placeres.
Besos
Otra mujer que me pide que no le sobe el lomo y van...
No subestime sus palabras, no han hecho más que gustarme desde que la descubrí.
(y creo que aquí pararemos con las flores, sino se puede poner un poco empalagoso esto)
Me hizo poner colorada!.
Y encima me deja sin retruco...y bue, tendré que aceptarlo y decirle gracias.
Besototes
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