En penitencia!!

Cuando ahora me porto mal nadie me reta (como dice mi perfil, no soy buena sino mala cuando se me da la gana); además de porque generalmente nadie se entera de mi villanía -lo que mucha veces resulta en la poca efectividad de la maldad cometida-, también porque mi conciencia casi siempre llega tarde a casa y me encuentra dormida.
Pero cuando era chica me cansé de escuchar "cuando venga tu padre vas a ver", o de que me mandaran a mirar la pared, hasta que mis papás se acordaban que no era parte de la decoración y me dejaban volver a mi mundo. Mi hermano más grande no parecía padecer demasiado esa penitencia, porque era capaz de quedarse durante horas mirando la pared, relajado y balbuceando vaya a saber uno qué cosas, mientras rasqueteaba la pared haciendo dibujos.
Cuando nuestra mitad diablito salía a relucir mientras estábamos en la calle o con gente que no era parte del círculo de confianza, ¡agarrate catalina!; porque si algo detestaba mi mamá era que le hiciéramos pasar papelones ante gente desconocida, o que le demos letra a las lenguas envenenadas, siempre dispuestas a poner el mote de mala madre a cualquiera que se le ocurriera dedicarse a algo más que a la crianza de sus hijos.
En esas situaciones, antes que nada, mi mamá se encargaba de frenar cualquier atisbo de rebeldía con un "en casa hablamos", dicho al oído en un tono suave y amable -absolutamente incongruente con su vengativa intención- mientras nos apretaba la mano tan fuerte que parecía que nos la iba a romper, para ponernos al tanto de que sabía muy bien lo que habíamos hecho. Después venía la vuelta a casa: una tortura en sí misma; rogábamos que le agarrara un ataque de amnesia, o que en la equina se encontrara con Rolando Rivas y se olvidara del reto. Pero no, nada era capaz de cambiar nuestro destino; el reto empezaba a hacer efecto nomás entrábamos al pasillo de casa, y terminaba con la sentencia que nos mandaba a la cama sin comer y sin tele.
Ahora si había algo para lo que funcionaban de maravillas la amenaza de los retos paternos, era para extorsionarnos entre hermanos: cada vez que alguno se mandaba una de las suyas, anotábamos el dato en la libretita de la cuenta corriente para cobrárnoslo cuando necesitáramos algún favor..."mirá que sino le cuento a papá lo que hicieste el otro día".
En el jardín, los retos dependían de la osadía. Si te hacías el pispireta y decías alguna mala palabra, te amenazaban con lavarte la boca con lavandina. Un día agarraron a uno, que hacía de eso su profesión, y se lo llevaron derechito al baño; la cara de espanto con la que nos quedamos todos imaginándonos como le llenaban la boca de detergente, no amedrentó a la maestra. Y si nos peléabamos, el colmo de la verguenza era sentarnos en una sillita con la cola sobre nuestras manitos, en medio de la ronda de compañeritos que nos miraban con picardía.

Y bueno, así fue como para los demás siempre fuimos los hijos ejemplares, los que siempre nos portábamos bien, y hacíamos merecedores de elogios a nuestros papás por lo "bien educaditos" que estábamos.

5 comentarios:

Moe dijo...

Es increíble la memoria. No sólo celebro que se acuerde de estas cosas, sino que también logra que nos transportemos a nuestra infancia y nos hace recordar cosas que estaban ya olvidadas.
A partir de este momento -en realidad desde hace un poco antes- la declaro mi antioxidante personal. Y no quiero reintegro en la obra social.
Gracias

Manuelita dijo...

Gracias por la nominación!!!...¿vio como es? uno empieza y ya no para (teoría de la gestalt, como le dicen por ahí: todo se percibe desde lo que se busca).
Espero traerle recuerdos de los buenos, o de los que aunque fueron malos en su momento, hoy se recuerdan con una risa de cara completa.
Lo único que le cobro es que me divierta desde su lugar (y cuando descule cuál es la porción exacta de relleno, unas empanadas).
Besototes

El rincòn de mi niñez dijo...

pero que alegría recibir un premio realizado por usted misma tiene muchisimo mas valor..¡¡me lo quiero llevar a mi blog!!...pero por que no me deja?Ayuda por favor-


Bueno que puedo yo decir..que no había un solo día en que me pongan en penitencia o me corran por todo el jardín con una varita.
La experiencia de ¡ahora te lavo la boca con detergente!,no la desaproveché y hasta tragué-Y me sirvió jajaja, no digo ni una palabrota.
un beso y gracias Manuelita por el premio..en cuanto lo pueda sacar de acá me lo llevo.Es que ni me deja copiarlo.

Anónimo dijo...

He llegado a la siguiente conclusión:
Nuestros padres, estaban clonados.

Tantas semejanzas a la hora de "educarnos", no tiene otra explicación...

Besotes candorosos!!!

Manuelita dijo...

Marisa: jeje las experiencias extremas siempre enseñan más rápido ;).
Gracias a vos!!. La publicidad ya se ha ganado su lugar: con absoluta dedicación, fui y compré lo necesario para preservarla y exponerla como se debe. Ahora estoy pensando como hago para que no se vea la cara del topo ;).
Besos muchos

Cando: vio?... hoy justamente leyendo otro blog me paso lo mismo que a Ud. Mi conclusión fue que hay una sola trama escrita y que nosotros a penas podemos darnos el lujo de variar un poco las escenas.
Saludos con afecto